Mi infancia está profundamente conectada con los ríos, selvas y llanuras del Caquetá. Aunque me he distanciado y solo he regresado esporádicamente, reconectar con este territorio a través del documental se ha convertido en una forma de reforestarme emocionalmente. 

En 2021, campesinos del norte del Caquetá encontraron ganado muerto en sus potreros y concluyeron que habían sido atacados por un “tigre de monte», como lo llaman coloquialmente. El depredador resultó ser un jaguar, una pantera endémica de América, en Caquetá muchos no conocen a este animal hasta enfrentarse a él. 

La deforestación ha forzado a los jaguares a migrar hacia áreas urbanas, la falta de apoyo institucional y el olvido histórico del Estado han llevado a los campesinos a tomar justicia por mano propia, dando como resultado la caza de esta especie.

El documental Somos salvajes narra el impacto ambiental de la deforestación, destacando la interacción entre dos protagonistas del territorio: el jaguar y el campesino. El proyecto en desarrollo se enfoca en la relación entre un grupo de campesinos del norte de Caquetá y su entorno, la migración del jaguar debido a la deforestación provocada por el narcotráfico, la extracción de madera y la ganadería, así como la perspectiva cosmogónica de las comunidades indígenas respecto de la fauna local, especialmente el jaguar.

Esta película no pretende emitir juicios sobre el jaguar ni sobre el campesino, más bien busca exponer cómo la Amazonia ha sido un campo de batalla en la que el progreso ha significado la conquista de la selva. 

Imagino al cazador retratado desde lo onírico, al jaguar desde la intriga y búsqueda y la cosmovisión indígena desde la palabra. Mis películas son obras humanistas que buscan conectar con seres humanos y no humanos que forman parte de esta historia, resonando con la frase de los Uitotos: Hacer amanecer la palabra.