Sin título
TALLER FLORENCIA
Esta es una historia de hace miles de años, una historia de cuando todo era uno, todo coincidía como unidad. Las rocas coincidían con la flor del pomo, y las palabras con las acciones. La palabra del que ya no está permanecía en el sonido de las aves. La sangre y el agua eran la misma cosa. La muerte coincidía con la vida y viceversa. El pensamiento todo era uno.
Pero un día llegaron, sin avisar ni pedir permiso, otros hombres de muy lejos, unos hombres que se decían dueños del mundo. Decían que nos habían descubierto, que antes no existíamos. Y como para que algo exista se tiene que nombrar, pues comenzaron a nombrarlo todo. Nombraron la tierra y crearon linderos. Nombraron las plantas y las convirtieron en recursos naturales. Nos nombraron: ya no te llamarás Murui, te llamarás Huitoto. Ya no te llamarás Iaku, te llamarás Sergio. Decían que eran dueños de todo. Éramos su botín.
Desde ese momento, el mundo comenzó lentamente a dejar de coincidir como unidad, y las grietas que se abrían se iban llenando de miedos, de falsedades, de deseos e ilusiones. En ese contexto, mi abuelo, Bolivar Descanse, un indígena de Villa Garzón-Putumayo que había migrado desde Sandoná-Nariño con sus papás, decidió que su apellido sonaba mejor sin la última “e”, razón por la cual un día se la quitó, se la amputó. De esta forma, la recién creada familia Descans comenzó a estructurar un relato de su ascendencia europea, un secreto a voces que negaba un pasado inga y kofan. Esos indios… dice hoy en día Bolivar.
Así, en este proyecto, a través de una investigación de campo por el piedemonte amazónico, desde Florencia hasta Sandoná, usaré la trayectoria familiar de mi apellido como hilo conductor en una exploración creativa que indague acerca de lo que significa habitar la amazonía en este momento de necesidad de unidad, en este momento de crisis.
Este viaje se convertirá en una instalación audiovisual con material recuperado y una edición de 5 grabados (100 unidades c/u) que al ser expuestos dialogarán con los transeúntes en el espacio público, específicamente en cinco ríos del Caquetá. He escogido los ríos por ser un lugar de encuentro muy poderoso entre lo humano y lo no-humano, porque lo veo como un lugar desde donde se pueda comenzar a acercar la roca a la flor del pomo, y las palabras a las acciones.
Juan Descans