Desde la infancia he sentido que mi capacidad para comunicarme a través de medios no verbales a menudo supera a la expresión oral. Esta percepción se volvió más clara durante mi formación en las artes, donde descubrí el profundo impacto que los colores y las obras visuales pueden tener en la conciencia colectiva, la memoria y la evocación de emociones. A partir de esta experiencia, surge el proyecto Plasmando nuestras historias, una iniciativa que busca dar voz a las narrativas invisibles que habitan en los muros de una universidad llena de relatos, a menudo ignorados.

El propósito de este proyecto es crear un espacio de reflexión y expresión mediante la técnica del muralismo. En este escenario se invitará a un grupo de cinco jóvenes con el deseo de compartir sus historias personales. El proceso se desarrollará a través de un taller de aprendizaje donde los participantes no solo tendrán la oportunidad de plasmar sus relatos sino que también adquirirán habilidades que les permitirán replicar este conocimiento en el futuro, expandiendo así el alcance del arte como medio de comunicación.

Con este proyecto busco generar un ambiente en el que los espectadores puedan experimentar las emociones de sus creadores. La pintura mural se convierte en un vehículo poderoso que transporta las narrativas de la naturaleza humana: el conflicto, el amor, el dolor y la búsqueda de identidad.

La conservación de estas narrativas es fundamental para recordar quiénes somos y de dónde venimos. La expresión artística, entonces, se transforma en un acto de memoria colectiva, un llamado a reconocer y valorar las historias que nos hacen humanos.